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Lic. Daniela Soto - Psicóloga

La madurez que da la maternidad

Hace unos días caminaba con mis hijos de regreso del play, con un lindo atardecer y una brisa fría, con risa recuerdo que con mi hijo mayor jamás hubiéramos salido sin un suéter a esa hora, pero hoy caminan con una camiseta y un short, relajados en vacaciones. Entonces me pongo a reflexionar cuánto he crecido como mamá, todo lo que estos dos seres que caminan delante de mí me han enseñado.



La idea de la maternidad era otra a mi realidad, prácticamente mis hijos me permitieron nacer nuevamente y dos veces.


En la infancia de mis chicos comprendí que sus vidas realmente son libros en blanco, donde su papá y yo somos los más importantes escritores, comprendí que ser militar y no permitir que “las cosas se salgan de control” no es la manera correcta, no se trata de quién manda o quién gana, si no de que somos un equipo donde todos necesitamos colaborar y fijar nuestro caminar, y en este camino las cosas no están escritas en piedra ya que muchas veces tenemos que re escribirlas.


Comprendí:

  • Lo valioso de que ellos se puedan sentir “sentidos”, permitirles explotar sus emociones como yo también lo hago a veces y poco a poco ir conociéndolas, aprender a controlarlas y desarrollar auto control.

  • Hacer los errores parte de nuestro aprendizaje, sin necesidad de culpabilidad, vergüenza o resentimiento si no poder enfocarnos en las soluciones tomando responsabilidad de los actos. En casa nos equivocamos muchas veces.


Entiendo que ser amable no es ser permisiva, que ser amable no dará paso a que “esos patos apunten a la escopeta” (una frase que suena amenazadora y más para referirse a niños) puedo decir que confió en el respeto mutuo, que mis niños de 6 y 3 años (y todos) merecen tanto respeto como que yo, mi esposo, familiares, compañeros de trabajo también merecen.


He aprendido a establecer relaciones horizontales más allá de agacharme para vernos al mismo nivel, respetando la lógica privada que es ese pensar tan mágico y distinto de cada uno, recordando que, por mas pequeñito, en su cabecita está tomando decisiones para toda su vida.


Tengo las herramientas para educar distinto y con seguridad puedo decir para educar mejor, tengo en la mira lo que deseo regalarles a mis hijos para su vida y sé que lo mayor será las habilidades que puedan desarrollar, sin temor a que se vayan a “descarrilar”, sé lo que hay detrás de “a mí no me paso nada, soy una persona de bien…” Tengo seguridad que el castigo físico no será una opción, es triste pensar que una persona pueda tener más poder sobre otra y más cuando es alguien más pequeño.


A la vez, la maternidad me ha permitido desarrollar mayor flexibilidad, sentido del humor para sobrevivir a los días difíciles, enseñarles con el ejemplo que mamá también se equivoca y aprendió a pedir perdó…y para mi suerte me esperan corazones llenos de amor puro que no sabe de rencores y saben más que nada a perdonar.


Yo voy detrás de ellos, pero ellos me ven a mi adelante, nos alentamos mutuamente, nos agradecemos los pequeños detalles y crecemos juntos.


He crecido tanto en estos 7 años de ser mamá como nunca, ellos me llevaron a enamorarme y entender la filosofía de vida de la Disciplina Positiva.

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