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La realidad (o mi realidad) sobre las clases virtuales para niños preescolares

La realidad (o mi realidad) sobre las clases virtuales para niños Preescolares


Antes que nada, destaco la increíble labor de las maestras de mi hijos, han sido dedicadas, ingeniosas, preparan y envían material cada semana y para mi hijo menor, cada vez que vamos por el material, es como ir a recoger una cajita de sorpresas para iniciar la semana.


Les comparto desde mi perspectiva como mamá y psicóloga la realidad sobre clases virtuales para niños preescolares:


-No siempre tienen ni pueden poner atención ante una pantalla y hay muchos estímulos distractores.


-Están en la comodidad de su casa, por más especial que sea el lugar que adaptemos para sus clases virtuales no se asemeja a estar en su clase, donde pueden tener contacto directo con su maestra y con sus compañeros donde intercambian miradas de complicidad, risas; además en esta modalidad no hay contacto físico el cual muchas veces funciona como una señal o cariño.


-El tiempo de espera es distinto, en la clase, los niños saben que esperan con los gestos de la maestra y a los minutos les da la palabra, ante una tablet o computadora no saben realmente si lograron captar la atención de la maestra, porque la verdad no siempre lo logran y pasan desapercibidos.


-Es bastante retador que puedan realizar la clase sin apoyo de un adulto, en muchos momentos necesitan contención para sus emociones, una explicación más específica y personalizada.


-Las clases virtuales no siempre son divertidas y el aprendizaje no puede dejar de ser divertido.


-¿Y el espacio para conversar, para socializar, para conectarse emocionalmente? Las instituciones preescolares no sólo forman académicamente y ante la necesidad de la modalidad virtual ¿estamos velando por la parte socio-afectiva de los niños? Cuando escuchamos a los niños y tomamos en cuenta sus pensamientos y sentimientos ellos se disponen también a escucharnos a nosotros.

-Muchas veces la clase se convierte en una lucha de poder con los padres o encargados de l@s niñ@s, ocasionando momentos de caos a nivel familiar.


Para edades preescolares, considero que es importante la flexibilidad, no tienen que conectarse todos los días, debemos escuchar, validar y comprender sus emociones para darnos cuenta si están abrumados. Son preescolares, habrá mucho tiempo para enseñar las responsabilidades y la importancia del estudio, pero esto se hace sin transgredir sus necesidades. Debemos comprender que si el niño o la niña no está en las mejores condiciones socio-emocionales no podrá aprender ya que no puede acceder eficientemente a funciones ejecutivas.


Los padres, familiares, maestros que brindan conexión emocional, seguridad y una rutina estructurada que ofrece predictibilidad a los niños aportan más beneficios que practicar sumas y restas, durante esta época de pandemia.


Ante el Covid-19 muchos hogares se convirtieron en oficinas, aulas, sala de reuniones cambiando así la dinámica familiar. Añadiendo el estrés e incertidumbre de la situación, es usual un poco de caos mientras nos adaptamos a la nueva realidad, al ordenar las nuevas prioridades, una de ellas debe ser proteger los vínculos con nuestr@s hij@s entendiendo así los momentos difíciles y poder ser de apoyo brindando contención emocional.


Finalmente, para ser capaces de realizar tan importante labor, debemos cuidarnos a nosotros mismos, priorizando las necesidades que nos conducen al auto cuidado, como nos dicen en el avión “antes de ayudar a otra persona, póngase su máscara de oxigeno”.


Daniela

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